Con nuevo elenco se reestrena “La Irrendenta”

Un universo femenino donde el poder nunca descansa

“La Irredenta”, un clásico del teatro argentino, se reestrena con nuevo elenco el próximo domingo 14 de agosto, a las 20 hs. en el Círculo de la Prensa (Mendoza 240).

UN UNIVERSO FEMENINO DONDE EL PODER NUNCA DESCANSA

“La Irredenta”, un clásico del teatro argentino, se reestrena con nuevo elenco el próximo domingo 14 de agosto, a las 20 hs. en el Círculo de la Prensa (Mendoza 240).

La obra de Beatriz Mosquera vuelve, en esta oportunidad, con la dirección de Pablo Vera, quién además en esta nueva versión asumirá uno de los roles actorales.

“La irredenta” nos propone mirar a tres mujeres y un travesti que habitan un específico universo femenino, donde “el poder nunca descansa”. Pero es Lola quien dá las órdenes, quien las ama y las destruye. Ese espacio cavernoso que habitan es tierra de nadie.

Sobre la obra

“La Irredenta” nos propone mirar a tres mujeres y un travesti que habitan un específico universo femenino en el que “el poder nunca descansa”.
Lola es quien dá las órdenes, quien las ama y las destruye. Azucena desea desesperadamente que Carmelo la convierta en su esposa. Dolores vive atormentada por las exigencias de su amado difunto Frank, el marinero. Irredenta anhela una vida distinta, sabe que existe, pero no se anima a torcer el rumbo de los acontecimientos. ¿Podrá hacerlo?.
Ese espacio que habitan es tierra de nadie en el que los artilugios que usa el «Poder» quedan evidenciados.
Hay algo que une a los personajes de esta obra; la necesidad del otro para “ser”, aunque esa existencia sea miserable. Lola, Dolores, Azucena y la Irredenta están inmersas en un mundo belicoso en el que cualquier guerra está perdida de antemano. Cualquier atisbo de insurrección será neutralizado por la palabra o la violencia física. Y esa libertad, tan ansiada y tan temida no está representada por la posibilidad de escapar sino por la certeza de que la libertad es poder resistir.

Los personajes de Mosquera en “La Irredenta” no se presentan como una creación verosímil del realismo. Juegan un juego perverso construido y sostenido por ellos mismos y del cual pareciera, no tienen escapatoria. Las reglas están muy claras, son conocidas por todos los personajes y están relacionadas con recursos emocionales que tienden a la colonización de la otredad. Estos recursos son la violencia física, psicológica (que se manifiesta a través del engaño y los pequeños momentos en los que acontece un atisbo de sinceridad), la calma, el arruyo y el espanto.

Sobre el elenco

Actúan Gabriela Aguirre, Cyntia Bulva, Yanina Chaves y Pablo Vera.

En la factura técnica mencionamos que la selección musical y diseño de maquillaje son de Pablo Vera, el diseño gráfico de Benjamín Tannuré Godward, vestuario y escenografía a cargo del elenco, la realización de escenografía de Eduardo Bulva.

Asistencia General Benjamín Tannuré Godward y Dirección General y Puesta en Escena de Pablo Vera.

Sobre la puesta

La puesta es minimalista en cuanto a la utilización de dispositivos escenográficos. Un ámbito cavernoso (en el que, como una metáfora de la “Alegoría de la caverna” de Platón, los personajes interpretan el mundo a través de la mirada del hombre como una matríz imposible de modificar) con elementos geométricos y un biombo  cuya función es separar lo que se vé de lo que no.

La iluminación potenciará el clima de caverna y utilizará dispositivos retroiluminadores para la proyección de sombras.

Sobre el teatro de Beatriz Mosquera

El teatro de Mosquera tiene parodia, cuestionamiento y es de resistencia. Estas tres vertientes se entrecruzan en su escritura ofreciendo una perspectiva más descarnada y real sobre los individuos y sobre las relaciones interpersonales.  El conflicto de sus obras se sostiene en esos momentos de deformación, de asperezas, de crisis. Aspectos ocultos de los personajes aparecen en esos intersticios abiertos por el límite de lo humano: Los seres se muestran sin la máscara cotidiana, metamorfoseados por sus más oscuros móviles. El encuentro descarnado entre la exasperación y el descontento, es lo que hace al cambio de vida, a que se profundice la inexorable conflictividad del ser hablante.

En “La Irredenta”, sus personajes se muestran en toda su horrorosa, bella y contradictoria desnudez. Han construido un sistema que les permite relacionarse  de manera simbiótica, cuasi primitiva. Pero esa relación no es horizontal, por el contrario, hay una verticalidad impuesta por una matriarca (Lola) que reproduce los esquemas perversos de la dictadura militar.

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