La actriz y cantante tucumana –también pintora- Paula Klass lanzó el video oficial de su primer single «Blankito».
El trabajo contó con la participación de Solana Carlevaris (dirección y montaje), Agostina Colantuoni (fotografía), Agostina Rodríguez (arte), Mariano Biondi (animación de videojuego) y Manuel Klass (asistencia de arte).
El Reducto Cultural dialogó con Paula sobre su experiencia como compositora, su amor por los animales y sus múltiples influencias artísticas:
- ¿Cómo fue el proceso de creación y composición de “Blankito”?
– Fue inesperado, porque la verdad que no planeaba componer canciones. Fue algo que apareció dentro de mi vida artística. Siempre quiero que eso aparezca. Tengo escritas un par de letras que deseé que fueran canciones. Al no saber yo tanto de música, me cuesta muchísimo hacerlo sola. La mayoría las veces que escribí algo con fines musicales nunca prosperó. Lo de Blankito surge porque en 2021 le pedí a Blanca Ragusa, una amiga música, que me enseñara los procesos o los secretos de la composición. Ella tiene varias canciones publicadas y es una gran música. Ella vino a mi casa, a mi pieza, pispeando cosas que tenía anotadas en mi diario personal, que escribo desde los 15 años. La canción de Blankito empezó siendo un poema que había escrito en 2020 y quedó ahí. Siempre tengo la idea de transformar las cosas que escribo en mis diarios en otro formato, más mostrable que un diario íntimo. Tengo la idea de mostrar lo que escribo, pero nunca sé cómo ni cómo le muestra a la gente, para que eso que escribo, personal, sea a la vez legible para todos. Ese día estábamos con Bianca y tomé mis diarios, buscando cosas para rescatar. Ahí me acordé. Fue como un rompecabezas: tenía ese poema para Blankito y todo se fue formando como por sí mismo”. La hice canción, me parecía muy tierno y yo quería escribir una canción. En realidad quería algo que hablara de mi situación emocional de entonces, cuando me sentía un poco frustrada por cuestiones de mi carrera actoral. Pero a la vez recién empezaba con el mambo de la composición, y no quería que fuera tan personal. El poema del Blankito me pareció bueno: a la vez me interpelaba pero sin estar hablando directamente de cómo me sentía. Hablaba de mi gato y me pareció una buena idea. Desde ahí me acordé de que yo había hecho una especie de punteos en la guitarra. Unos ritmitos que había flasheado yo sola, en la casa de mi hermana, y me había gustado todo lo que había hecho. Grabé eso y se lo mostré a Bianca, que hizo acordes con las notas que yo punteaba. Salió una progresión de acordes y de ahí empezamos a improvisar un ritmo para la letra, que a la vez fuimos ordenando. La canción entonces es producto de haber unido piezas, creadas por mí, pero a las que Bianca les dio vida.
- ¿Quién es “Blankito”?
– Blankito es mi segundo gato, porque el primero es el Cuki. En 2018 adoptamos un gatito recién nacido. Mi hermana lo encontró en la facultad de arquitectura. El gatito nos cautivó. Tenemos la experiencia de una perra, Paquita, que demandaba muchísima atención. En cambio el Cuki se mostró muy autónomo. Al año y medio empezó a subir a los techos, donde se hizo amigo –casi novio- de un gato, Blankito, que bajaba a casa en nuestra ausencia. Es asustadizo, movedizo y temeroso del contacto humano. Pegó onda total con el Cuki, se aman, abrazan y dan besitos. Se buscan. Se fue dando todo eso lentamente. Pero más lento fue cómo se fue dando el vínculo de Blankito con nosotros. Al principio, cuando llegábamos, él salí con prisa hacia el tejado. Además, a la perra le había costado adaptarse al Cuki, y ahora había un nuevo huésped. Llegó la pandemia del 2020, y ahí a Blankito no le quedó otra alternativa que adaptarse a nosotros. De a poco fue tomando confianza y partes del hogar. Un día dormía en la pieza de mi hermano; y otro, en el colchón mío o de mis padres. Se hizo su lugar. Ya es parte de la familia. Pero sigue siendo asustadizo, un poco arisco con los humanos, salvo con Cuki.
- Las animaciones de video juego son geniales, ¿fue tuya la iniciativa de agregarlas?
–Se me ocurrieron una tarde en que estaba reunida con Solana Carlevaris, y surgió la idea de que para el puente de la canción apareciera un Mario Bros pero de Blankito en los tejados. La parte del puente cambia el fraseo y el ritmo del tema. Ese momento es decisivo. Ahí describe la situación del Blankito: “vino a mi lado cuando estaba perdido en los tejados”. Quise que fuera divertido y a la vez explicara. Con Sol empezamos a hablar respecto de quién nos podía hacer esas gráficas y cuál dificultoso sería. Llamé a Mariano Biondi, que hace cine, graba, compone y actúa, y está en el mundillo de la tecnología. Lo diseñó en detalle, algo que le llevó mucho tiempo, en base a fotos del Blankito. El formato pixelado se llama 8 Bits. Después me diseñó a mí con la ropa que tengo en el videoclip. Para recrear los lugares por los que el gatito salta en el video, Mariano se inspiró en los edificios de mi cuadra y los de la cuadra anterior, en calle La Rioja, para diseñarlos con ese nivel de detalle. Es como que la idea me vino así, de una y completa, pensando que estaría bueno que hubiera siete vidas, los corazones, que Blankito estuviera cazando pájaros o monedas o cruzándose con otros gatos malos.
- En el video hay una tarea investigativa para encontrarlo, ¿Es algo de realidad o todo ficción?
– La “tarea investigativa” de mi personaje no es para investigar al gato, sino se supone que la sinopsis, según el armado del guión, yo lo investigo arduamente para pintarlo, para hacer el mejor cuadro de él. Esa investigación es muy exagerada, con un operativo de investigación a fondo, la rutina. Esa era la idea, llevar la investigación al extremo. Al ser un gato escurridizo, algo de realidad tendrá esta cosa de querer observarlo. Sí es difícil encontrarlo quieto, sobre todo al principio, porque le teme al contacto humano. Ahora ya no, pero en el 2021, cuando lo pinté tuve que hacerle fotos en una posición “pintable”.
- En los créditos figura el INAMU (Instituto Nacional de la Música) ¿Qué participación tuvo en el video esa institución?
El Inamu (Instituto Nacional de la Música) es parte fundamental en el desarrollo del proyecto, porque en octubre del 2021 lanza una convocatoria de fomento regional y nacional. Había que inscribirse en base a un proyecto de canciones no grabadas o por desarrollar, y ellos, si te aprobaban, te otorgaban un monto de dinero para que produzcas el trabajo. Me inscribí el último día. Tenía la canción del Blankito compuesta, más un par de canciones compuestas por mí o con ayuda; otra hecha en un taller de composición que había realizado ese mismo año en el Ingenio Cultural. Reuní todas esas canciones, experimentando en el mundo de la música y la composición, y aproveché el llamado. Son cuatro canciones presentadas para un EP: “Entre las Nubes”. No esperaba quedar seleccionada. Mi participación en la música es “súbita”. No pensaba quedar y menos producir canciones. Una semana después, Mario Corronca me avisa que había quedado elegida en el fomento del Inamu. Inmediatamente tenía que pensar y organizar un proyecto musical, y tenía que hacerlo a término. Bianca me guio en el mundo de los productores, con una lista de personas; y pensé en Mario, y Ezequiel Elsinger –músico- y así se formó el grupo de trabajo. Cada uno de ellos se sumaron y trabajamos juntos.
- ¿Qué significan los animales en tu vida?
– Los animales en mi vida son como “miembros de mi familia”, cobran esa importancia y nivel de protagonismo. Me acuerdo de que la primera mascota con la que tuve trato era el perro Tomy, de una tía mía, y con él jugué un montón, sobre todo en los veranos de Santa María de Catamarca. Allá nos reunimos, van los tíos y el verano se convierte en un momento para compartir mucho en familia, y yo tenía un perro de temporada. Tomy era súper inteligente y pillo, un amiguito mío. No salía con mis hermanos, entonces, porque yo era la menor de los tres, y pasaba por eso mucho tiempo con el Tomy. Era un compañero para mí, al punto de que cuando yo debía regresar a Tucumán, Tomy se quebraba emocionalmente y se apostaba en la puerta esperando por mi regreso. Me parece que en base a esta experiencia, los animales son muy importantes en mi vida. Santa María, también, tiene mucha importancia. Recuerdo que era yo muy chica, pero allá me encariñé también con una gata, que era de un vecino y fue a tener cría en mi casa. Lo hizo al lado mío. Me parece increíble observarlos, ver su comportamiento entre ellos mismos y entre ellos y nosotros. Son fantásticos. Además de toda la cuestión musical con el Blankito, pinto cuadros sobre animales. Vengo pintando muchos gatos. Son una fuente de trabajo, también (los hago por encargo).
- Tus papás, Ernesto Klass y Patricia Rodríguez, son grandes artistas y periodistas, ¿Cómo influyeron en tu vida artística?
– Mis padres influyeron mucho, también. No hubiera sido lo mismo haber nacido en una familia de ingenieros. Quizás no hubiera activado mi lado artístico si ellos no lo fueran. Los Klass, cuando empecé en la facultad de Artes de la UNT y los nombraba en los ambientes artísticos, siempre había gente que los conocía (“tu papá hace fotos”, “toca el teclado”, “tu mamá canta”). Estamos ligados con el arte, y son una influencia todo el tiempo. He visto cantar a mi madre desde siempre. Tomé de ella, de verla cantar, las ganas de hacer lo mismo. Pero empecé haciendo teatro, jugando como hacen los niños. Ella me propuso que hiciera un taller en el Ente Cultural, con Lilian Mirkin. Ahí empecé ese camino. Pero la música nunca ha faltado. Hay muchas noches en que me despierto por el sonido del teclado de mi papá, y eso es buenísimo, no se da en todos los hogares. Es algo que uno tiene ya en su mente. Lo tenía muy incorporado, y después me di cuenta de que no todas las familias son así. En mi casa se da que todos hacemos cosas vinculadas con lo artístico: mi hermano Manuel hace cine y actúa; mi hermana Sofía es la menos ligada a esto, pero es arquitecta y a través de esta se vincula con el arte y está tomando clases de actuación en este tiempo. Creo que todo bien por la imitación de ver a los padres cuando uno es chico.
- ¿Cuáles son tus influencias musicales y creativas?
– Mi influencia musical y creativa es bastante rara. Soy fiel, fan y admiradora de Taylor Swift, me parece una gran compositora. La sigo desde niña. Ha sido muy inspiradora. Y en estos últimos años estoy más atenta a la música local. Mis amigos me inspiran muchísimo. Están todo el día haciendo música, actuando, generando cosas. Me gusta poder juntarme con ellos, no para “idear cosas” (a veces sí, para hacer un corto, por ejemplo). Pero en esas reuniones surgen ideas y las anotamos. Siento que me inspiran. Si no me hubiese juntado con ellos, Blankito no habría nacido ni absolutamente nada. Ellos, sus creaciones y las charlas que tenemos sobre el arte me inspiran muchos en estos años para crear. Rescato un montón la importancia de trabajar en equipo a la hora de crear algo artístico. Si bien provengo de la facultad de Artes y es algo que me ha costado muchísimo, pero en mis amigos hallé cosas muy piolas y que nunca pensé que podrían habérseme ocurrido. Ellos las dicen y me encanta. En lo musical hay artistas de Buenos Aires, Malena Villa entre ellos, que me gusta mucho; y Silvina Moreno, Dillom, que la pegó en el último tiempo y no tiene nada que ver con la música que hago. Es de la onda rapera, más guasa, tiene mi edad. Me gusta mucho. Por ahí siento que dudo un montón de las canciones que hago. Pero Dillom hace cosas que están buenísimas de ver.
- ¿Cómo dividís tus tiempos entre la pintura, la música y la actuación?
– Además de pintura, música y actuación, hago docencia. Empecé este 2022. Es difícil de llevar eso. Todo el tiempo están pasando cosas. Hay semanas en las que le doy más tiempo a la pintura, si debo entregar un cuadro. O grabar un teaser, y le doy más tiempo a eso. Depende de los términos de cada proyecto para entregar o concretar. Voy improvisando eso, según lo que vaya surgiendo. Lo del teaser es un casting y quedé, y justo empezaba a dar clases. Ahí tuve que pedir permiso a las autoridades del colegio. La llevo ahí. Al final todo se acomoda.
- Parafraseando al gran Luis Alberto Spinetta, ¿Cuándo fue la última vez que el arte te atacó?
– No tengo un momento específico en que el arte me dijo “Paula, tenés que hacer algo”. En los últimos tres años, mis perspectivas sobre ese campo han cambiado un montón y tiene que ver con las personas con las que me he venido juntando. El contexto facultativo cuesta, porque uno está haciendo cosas artísticas todo el tiempo, las produce y las presenta, y después quedan ahí, en el formato facultad. Me cansé de eso. Dejé de cursar en 2019 faltándome una materia y la hice y rendí en diciembre de 2020. Por suerte, fuera de lo institucional, empecé a ver el arte desde otra perspectiva. Más desde el hacer, digamos. Al ver a mis amigos haciendo todo el tiempo cosas –muy piolas, desde series en las que actúan o producen hasta las canciones que componen y con las que hacen sus clips-… además, el contexto tan extraño de la pandemia, donde uno no sabe qué pasará mañana y tiene que procesar de alguna forma. Empecé entonces a ver el arte ya no como algo facultativo y para aprobar, sino para probar y ahí sentí: “qué hacemos en este contexto” y también la sensación de que “nada tiene sentido”. Empecé a confiar más en mis ideas y en las de mis amigos. Me encontré más en el lugar del hacer que en el del observar. Me vi mucho más activa y el contexto sumó un montón. Ahí sentí que “el arte me atacó”. Veo además a jóvenes haciendo cosas todo el tiempo. Poesía, videoclips, sesiones de fotos. Estoy todo el tiempo rodeada de eso y termina siendo fuente de inspiración alta para lo que uno hace después. Lo que más me gusta de todo es poder elegir qué es lo que quiero mostrar; a veces uno puede hacer como homenajes al arte de los amigos, y eso está buenísimo también.
- ¡ Muchas gracias, Paula !
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